Esplendor en los 90
La consolidación definitiva de la AEC llegó en la década de los 90. Coincidiendo con un gran crecimiento de la red viaria española, la Asociación logra un enorme desarrollo institucional y una gran proyección pública, gracias, entre otras cosas, a su eficaz política de comunicación.
Uno de los principales problemas que la Administración tuvo que afrontar en estos años fue la escasa coordinación entre los responsables de carreteras de las distintas comunidades autónomas. Con el fin de contribuir a poner fin esta situación, la Asociación Española de la Carretera promueve la creación de la Mesa de Directores Generales de Comunidades Autónomas y Diputaciones Forales, un órgano que sigue reuniéndose de forma periódica en la actualidad. Los Directores Generales congregados, además de discutir temas de interés común, consensúan políticas en determinados ámbitos (sistemas de contratación, seguridad vial, etc.).
Durante los años 90 la labor de la AEC fue incesante, y a parte de los congresos de periodicidad fija, se celebraron otros muchos encuentros que tuvieron gran éxito tanto de asistencia como de organización: SPRINT (Barcelona, 1994), SHARP (Barcelona, 1995), Congreso Europeo de Mezclas Drenantes (Madrid, 1997) y grandes encuentros organizados con las comunidades autónomas como el Congreso Nacional de Firmes (con la Junta de Castilla y León en 1996 y 1998) o el I Congreso Andaluz de Carreteras (COAC), en 1998.
Pero sobre todos ellos destacó con luz propia el XII Congreso Mundial de la Internacional Road Federation (IRF), celebrado en Madrid en 1993. Fue la prueba de fuego para la Asociación Española de la Carretera, que, por primera vez, organizaba un encuentro mundial de semejantes dimensiones y características.
El despliegue de medios materiales y humanos fue colosal y los resultados excelentes: alrededor de 3.000 participantes en representación de casi 100 países, una exposición de 3.000 m2 en los que se construyeron 73 stands y una presidencia de lujo ostentada por el Rey Juan Carlos I, encargado de inaugurar las sesiones. Ese mismo año, el Consejo Directivo de la Asociación otorgaba a Don Juan Carlos el más alto galardón de la AEC, la Medalla de Oro de la Carretera.
Por otro lado, las actividades de la Asociación en el entorno hispanoamericano, junto con las relacionadas con la Unión Europea, constituyen dos ejes de actuación fundamentales durante esta década.
La colaboración con los países del centro y el sur del continente americano fue extraordinaria durante estos años, creándose en 1996 el Programa de Cooperación en Iberoamérica sobre Información Técnica y Científica en materia de carreteras. En esta misma línea, en 1999, tenía lugar en Sevilla el 10º Congreso Ibero-Latinoamericano de Asfalto, en el que se llegaron a inscribir más de 1.000 congresistas.